Estoy aprendiendo un nuevo vocabulario. Pertenece a un idioma de esos que tienen muchas versiones, y que a la larga casi todo el mundo conocemos. Tengo a cancaveves (que todo el mundo la conoce -por culpa de siete enanitos- con el sobrenombre de Blancanieves), a jolotiti (aquella muñeca que yo creía que se llamaba Hello Kitty, digo creía, porque la chiqui que vive frente a mi casa me ha dejado muy claro con el dedito delante de mi nariz, que es jolo-titi), a sinsineta (alguna vez escuché que una malvada madrastra y sus hijas la llamaban Cenicienta), palula (es la amiguita de su hermana, que yo no sé la manía que tienen sus padres en llamarla Paula), piyi (es la antoñita que tengo en casa, esa a las que ellas denominan "¡qué ovejita más bonita!", y que el veterinario la llama Peggy),pinto (a pesar de lo que pueda parecer tiene otras muchas acepciones, después os la cuento), coñoña (que nadie piense mal, es lo que suena y huele muy bien). El mismo duendecillo del dedito me dice:
-"Eva, tú ... cuatro, cinco, siete ... tres y yo me condo, ¿vale?".
-"Vale" -le respondo-.
Empiezo a contar ...
- "Uno ... dos ... cinco ... cuatro ... tres ... siete..."
- "No, así nooooo. Mira. Cuatro, cinco, siete, treees."
-"¡Ahhh, vale! Pero ten paciencia conmigo, que a mí se me ha olvidado contar, ¿vale?"
-"Vaaale" -responde con carita de resignación-.
Empiezo a contar de nuevo.
-"Uno ... dos ... tres ... cuatro ..."
Escucho una risa nerviosa.
- "... Piiito, piiito ... el que no se haya escondido tiempo ha teniiiiiidooo."
Pregunto en voz alta:
-"Julia, ¿ya te has escondido?"
-"Siiiiiiiiiiiii" -responde con esa risa nerviosa-
-"¿Pero estás bien escondida?"
- "Siiiiiii ... estoy debajo de la mesa."
-"Vale, entonces voy a empezar por detrás de la puerta de la cocina."
-"Vale" -responde nerviosa-.
-"Uyyy, que no está detrás de la puerta de la cocina. Julia, voy a buscar detrás de la puerta del salón".
-"Valeeee" -su risa es más nerviosa todavía, sabiendo que me estoy acercando-
-"Juuuuuliaaaaa, tampoco está detrás de la puerta del salón. ¡Upss! se me ha caído la horquilla del pelo."
-"¡¡¡¡¡Aaaaaahhhhhhhhhh!!!!!"
-"¡¡¡¡¡Aaaaaahhhhhhhhhh!!!!! ¡Te he encontrado!."
-"Eva, ahora tú otra vez ... cuatro, cinco, siete ... tres y yo me condo, ¿vale?"."
-"Vaaale".
Antiguamente a este juego lo llamaban "escondite" (no sé en qué se basaron para buscarle ese nombre, si el juego está en contar)
Otras veces escucho el suave sonido de unos pequeños nudillos en mi puerta. Sabiendo quién hay en ella, simulo el sonido desde dentro de casa y ya se empieza a escuchar carreras nerviosas con risas gritando:
-"Mamiiiii"
En el momento que abro la puerta encuentro un duendecillo con sonrisa pícara y me pregunta:
-"Eva, ¿te pinto?"
-"Bueno vale, pero sólo un poquito ¿vale? me tengo que ir a clase."
-"Vale, pero te pongo coñoña, ¿vale? ... pero sólo dos."
-"¿...?"
Hago como que me lo pienso durante unos segundos y la miro a los ojitos.
-"Bueno, venga vale. Pero sólo dos ¿si?."
El duendecillo sale disparado hacia su casa, coje peine, gomilla y coñoña. Vuelve y me sienta en la escalera.
-"Tú aquí, y yo aquí."
Os sitúo, yo en el tercer escalón, y el duendecillo en el cuarto.
-"No te mevas, yo te pinto".
Con el peine bien clavado en el pelo y con la otra mano sujetándolo en dirección contraria ... comienza mi "pintado".
-"Oyshhh, ¡qué ... delicadeeeeza con el trato!"
-"¡No-te-me-vas!."
-"Oyshhh, ¡qué sutileza con las formas!"
Escucho psssiii, psssiii, psssiii y siento el frescor y los goterones de coñoña por la cabeza. A la vez que recuerdo haber escuchado que sólo iban a ser dos, pero claro... había olvidado nuevamente que yo no sabía contar.
-"¡No-te-me-vas!" Argulle ella muyyyyyy metida en su papel.
-"Usted me disculpe, señora peluquera ... había olvidado las sutilezas de sus recomendaciones (también)."
Osea que os puedo asegurar que voy a clase casi todos los días "pintada" y con dos "coñoñas".
Con razón no se me mueve ni un sólo pelo.
Con estos básicos ejemplos os he dado una somera idea del vocabulario que traigo "entre manos". ¿Quién se apunta a estas clases?
Nota: Que nadie se escaquee, que mañana pregunto la lección.
Ingredientes:
Masa quebrada:
200 grs de harina.
100 grs de mantequilla en pomada.
50 grs de azúcar.
1 Yema (guardar la clara de este huevo para la crema pastelera).
Una pizca de sal.
Preparación masa quebrada:
Mezclar todos los ingredientes hasta conseguir una masa compacta.
Dejarla reposar media hora tapadita.
Estirar la masa y forrar el molde (a ser posible desmoldable).
Crema pastelera:
1/2 litro de leche.
100 grs de azúcar.
3 cucharadas soperas de maicena.
2 o 3 huevos + la clara que teníamos reservada.
100 grs de mantequilla.
Preparación crema pastelera:
Mezclar la maicena con el azúcar y diluírla con la leche fría (así evitaremos que se hagan grumos).
Calentar la mezcla y sin dejar de mover, se formarán unas natillas espesas.
Separar del fuego y añadir los huevos de a uno más la clara (hasta que el huevo no se haya incorporado bien a la mezcla, no incorporar otro) y por último la mantequilla.
Resto de ingredientes:
2 manzanas reinetas, en láminas finitas.
Mermelada de albaricoque (para darle brillo).
Resto de elaboración:
Verter en el molde forrado la crema pastelera y colocar las láminas de manzana sobre ésta.
Meter al horno a 180ºC, aproximadamente 45 minutos y cinco minutos antes de sacarla, extender con cuidado sobre la manzana (con un pincel) la mermelada de albaricoque.
Dejar enfriar y ...¿quién se apunta a un café?.
Nota 2: Con esta cantidad se hace una tarta de unos 24cm. Pero en esta ocasión yo hice cuatro de 8cm. El tiempo de horneado osciló entre 25 - 30 minutos, pero ya sabéis lo que ocurren con los hornos...
Nota 3: Esta tarta de manzanas reinetas la tenemos en casa hace más de treinta años, nos la dio la madre de una amiga (de la infancia).
En la zona de León he probado unas reinetas ... Ayshhh.