Esta es una de esas tartas que haces con cariño, con ternura, con una dedicación exclusiva ... y veréis por qué.
Cerca de casa trabajan unas chicas que siempre tienen una enorme sonrisota en su rostro. De esas que, cada vez que nos cruzamos es una buena ocasión para dedicarme todos los elogios que os podáis imaginar (antes de que sigáis leyendo os puedo asegurar que no soy un bellezón, que no visto de x marcas, que me encantan las rebajas y sobretodo los mercadillos ... -quién me conoce sabe que de lo que hablo, es cierto-).
Sus elogios van en este sentido:
"Hoy estás preciosa", "Sabemos cuando pasas, dejas un aroma maravilloso, nos encanta", "Eres bellísima ... ¿estás segura que no eres un ángel?", "¿Tú eres la que vive ahí, la que nos hace sufrir todos los días, teniendo nuestras naricillas en danza? ", "Vas guapísima" ...
Me da mucho apuro decirles la vergüenza que siento con tanto elogio, sólo soy capaz de bajar la mirada, articular breves monosílabos y dedicarles una maravillosa y agradecida sonrisa.
¿Quién es capaz de decirme que no se sentiría halagado con esta clase de elogios, cada vez en entras o sales de casa? No sé si con decir esto puedo parecer presuntuosa o vanidosa ... pero caramba, no me digáis que no os sentiríais especial.
Aunque claro también tengo que decir, que a ver quién es el listo que se atreve a bajar el listón, y no repasar cada detalle, antes de salir por la puerta ... ¿verdad?
En fín, a modo de agradeciemiento y a tono de disculpa, por el tormento que les hago pasar diariamente a sus "naricitas", se me ocurrió hacerles unas galletas y una pequeña tarta.
Cuando me acerqué al lugar en que trabajan con bandejas en mano ... Os podéis imaginar sus caras, aquí era el momento en el que ponían imágenes a todas esos maravillosos aromas que durante tanto tiempo llevaban saliendo por la ventana de la cocina, ponían imágenes a años de olor.
Desde aquí, mil gracias. Conseguís arrancarme cada día, una sonrisa.
Bizcocho de buttermilk rociada con almibar de ron y relleno de buttercream suizo con mermelada casera de fresa.
Desde aquí, mil gracias. Conseguís arrancarme cada día, una sonrisa.
Bizcocho de buttermilk rociada con almibar de ron y relleno de buttercream suizo con mermelada casera de fresa.
¡¡qué cosa tan linda, Heidi!! te ha quedado preciosa! que penita da comérsela, pero seguro que está riquísima!!
ResponderEliminarBesos
Sonia
Pungui Sonia, por lo que dijeron las agasajadas, tuvieron que compartirla con los vecinos de la calle en la que viven. Por el tamaño de la tarta, entiendo que sólo pudieron probarla, así que días después les hice otra.
ResponderEliminarQue les gustaron estoy segura, porque semanas después se presentaron con una maravillosa maceta llena de de color.
Xtos Pungui xula.
Que cosita tan dulce y preciosa Heidi!!eres una artista, de verdad!besitos dulzones.
ResponderEliminarQue maravilla de tarta!! solo verla se hace la boca agua!
ResponderEliminarAna Manans, me alegro que te guste, la hice con mucho cariño. Que dos almitas, te dediquen cada día su atención ... no se merecían menos de la mía.
ResponderEliminarXtos Ana xula.
Fani, gracias. Te dan ganas de volar, buscar la casita (con cuchara en mano) ...
ResponderEliminarXtos xulísima.