"Para poder vivir solo se necesita el deseo, de querer respirar".
Esta frase la he escuchado, a Ricky Martin, en un programa en el que hablaba desde sus inicios y todos sus sentimientos en cada etapa vivida; venía desarrollando una profunda reflexión sobre su vida, que culminó en esta elegante y sencilla frase.
Pensaréis qué relación puede tener esta frase con la cocina, pero parad conmigo un momento y centremos nuestra atención en que la vida (consumista o no) está basada en deseos (deseo un trabajo, deseo lo mejor para mis hijos, deseo una pareja, - según una experta, estos tres primeros términos prioritarios van en este orden, yo los habría puesto en otro- deseo una casa, deseo tal coche, deseo una carrera, deseo de fresas o chocolate -cuando estás embarazada-, deseo hacer un blog con muchísimas entradas y que todos puedan participar de éste, deseo de ...), todos estos deseos son los que marcan nuestras metas de vida (ya sean a corto o largo plazo), de los que te vas a alimentar "respirando de ellos" , los que te van a ayudar a "vivir". Cuanto mejores, más sanos y mejores sentimientos tengas puestos en tus deseos, mejores serán tus respiros, mejor será tu "vivir". Así que cuanto mejor alimentemos (de sentimientos, valores, experiencias, comidas ...) a los que tenemos a nuestro alrededor (mejor dicho, nos alimentemos), mayor será nuestro deseo de respirar lo que vamos a vivir.
Pensaréis qué relación puede tener esta frase con la cocina, pero parad conmigo un momento y centremos nuestra atención en que la vida (consumista o no) está basada en deseos (deseo un trabajo, deseo lo mejor para mis hijos, deseo una pareja, - según una experta, estos tres primeros términos prioritarios van en este orden, yo los habría puesto en otro- deseo una casa, deseo tal coche, deseo una carrera, deseo de fresas o chocolate -cuando estás embarazada-, deseo hacer un blog con muchísimas entradas y que todos puedan participar de éste, deseo de ...), todos estos deseos son los que marcan nuestras metas de vida (ya sean a corto o largo plazo), de los que te vas a alimentar "respirando de ellos" , los que te van a ayudar a "vivir". Cuanto mejores, más sanos y mejores sentimientos tengas puestos en tus deseos, mejores serán tus respiros, mejor será tu "vivir". Así que cuanto mejor alimentemos (de sentimientos, valores, experiencias, comidas ...) a los que tenemos a nuestro alrededor (mejor dicho, nos alimentemos), mayor será nuestro deseo de respirar lo que vamos a vivir.
Hace muchísimos años (creo que todavía vivíamos en la peseta), vi una película "Cadena de favores" que de algún modo me llevó a ver de modo sumamente ilustrativo cómo marcaba mi modo de vida. Era algo que había estado haciendo durante muchísimos años y que nunca me había cuestionado el verlo desde esa perspectiva. No lo había llevado a cabo desde un pensamiento o esquema inicial (como surge en la película) y desde luego tampoco explicaba que nadie tuviera que seguir la cadena. Siempre he entendido que si recibes a las personas con una sonrisa es muy difícil que no te respondan con otra (aunque he de decir que existen personas inmunes a estas estadísticas). Si vas por la vida regalando lo mejor de tí ¿por qué alguien podría pensar que mereces algo distinto, como lo peor?
Son y sois muchas las personas que de algún modo habéis pasado por esta particular "cadena" de un modo u otro y hoy deseo daros a todos las gracias por haberme enseñado tanto.
Nenita, si me "ves" bella, he de decirte ... que la belleza están en tus bellos ojos, esos con los que me miras.
Ingredientes:
- 200 g bizcochos de soletilla
- 500 ml café mezcla frío
- 100 g chocolate con leche Milka
- 600 g Philadelphia Original
- 300 g yogurt
- 3 cucharadas zumo de limón (la próxima vez lo cambiaré por lemoncello).
- 75 g azúcar
- 6 láminas gelatina
- 3 cucharadas cola cao.
- Fresas. (no vienen en la receta de la fuente, pero yo las he añadido a mi receta).
Preparación:
Colocar un aro de molde desmontable sobre un plato para tartas. Sumergir brevemente los bizcochos de soletilla en el café enfriado y cubrir bien la base. | |
Rallar el chocolate y repartir de forma uniforme la mitad de la ralladura sobre la base de la tarta. | |
Mezclar con una batidora eléctrica el cremoso Philadelphia, el yogur y el zumo de limón. | |
Ablandar la gelatina brevemente en agua fría y escurrir. Calentar con 150 ml de agua y azúcar hasta que se disuelva la gelatina y mezclar de forma fluida con la crema Philadelphia. | |
Verter
la crema en el aro de molde desmontable***. Enfriar la tarta por lo menos
3 horas. Antes de servir retirar el aro con cuidado. Espolvorear el
cacao sobre la tarta y decorar con el resto de la ralladura de
chocolate. Nota: la fuente está tal cual en Philadelphia pero claro yo le he hecho alguna variación para asemejarla más a la tarta de tiramisú real ... y a mis gustos, claro está. ***He ido intercalando capas de soletilla mojados en café, chocolate rallado, fresas en rodajitas finas y crema, hasta finalizar la crema. Lo he acompañado de fresas naturales que junto al aroma del café y el sabor del limón, el chocolate ... me han gustado. |