jueves, 9 de septiembre de 2010

Pastéis de nata o pastéis de Belem


Esta receta se la dedico a mis octavas seguidoras "Las Pacas", no las conozco, pero me constan que todo lo que hacen ... ummm lo hacen bien.
La receta original de estos dulces la he buscado bajo cielo y tierra en España y Portugal, y no hay modo de localizarla, sólo encuentro sucedáneos de la original que imitan su nombre, pero que en cualquier caso medio evocan al sabor de los verdaderos pastéis de nata que todas las tardes comíamos en Vilar Formoso mi madre y yo cuando íbamos a tomar el café al "Lusitano".
No recuerdo si alguna vez he contado que mi abuela paterna era portuguesa y mi abuelo español, lo que implica que tengo un octavo de costilla portuguesa (idioma que chapurreo fatal, sobre todo por vergüenza).
Buena parte de mis tios viven en Portugal, otros en Francia, y cuando nos reunimos ... Ayshh madre ... cuando nos reunimos, porque los que viven más cercanos a la frontera con España los entiendo mejor, y los que viven más alejados, pues como que me cuesta un poco más. A esto hay que añadir cuando llegan los tios que viven en Francia ... hablan francés perfectamente, portugués perfectamente y su español ... con nuestro portugués chapurreado ... vamos, que tenemos un nuevo idioma que algún día pondré nombre, lo que no sé todavía en qué maltrecho idioma.
Nuestras reuniones son muy especiales, porque a pesar de la cercanía en la que vivimos, nuestras costumbres y culturas son muy distintas, pero nos llevamos y nos lo pasamos genial.

Mi tía Gloria, es una máquina en un cuerpo humano, no he visto jamás hacer más comida (siempre que voy me prepara su super caldiño verde), ni más cantidad, ni más cosas a la vez en el mínimo tiempo posible, con una casa impoluta a la que le da tiempo a hacer cortinas de vainicas (superpreciosas), a trabajar, llevar el campo ... y más cositas que sólo ella sabe. Su cuerpo inspira la delgadez y musculatura.

Mi tío Alsino es el mediador, jamás tiene una palabra más alta que otra con nadie, todo es comprensible, tiene un sentido especial para saber ponerse en el lugar del otro (empatía) que ya quisiera yo en muchos momentos de mi vida. Es jovial y el más juguetón de la familia, sabe amenizar las reuniones.

Mi tía Ermelinda, es una luchadora nata, trabajaba en el campo, en la tienda que tenía, se hacía cargo de sus hijos y nunca jamás he visto su cocina sin recoger, ni un trapo por medio en su casa, hace unos bizcochos de canela, manzana y nueces que nunca me salen y me debe un tutorial de dicha receta. Ahora está malita con un tumor en la cabeza (el día 1 de septiembre fue su cumpleaños) y está luchando contra viento y marea, aunque a veces se le baje la moral (también es de humanos, permitirse sentir el dolor, aunque haya que evitar regocijarse en él). Ermelinda, sigue luchando, mira todo lo que llevas conseguido (que para nada esperabas que así fuera el año pasado), y si otros lo han conseguido ¿porqué tu no? ¡Ánimo!

Mi tía Ceu, hace tiempo que no hablo con ella, pero la recuerdo trabajadora, con un sentido del orden, la estabilidad y del cómo se deben hacer las cosas con una naturalidad, que te animaba a seguir lo que opinara.

Mi tío Norberto ... ohhhh mi tío, todo en su vida es "trabalhar, trabalhar, trabalhar ...", en Francia, en Portugal en su casa de verano, y cuidar de que mi tía Lourdes no le entren moscas en casa, que tenga una piscina a prueba de toda climatología, que tenga una barbacoa que es una enorme y maravillosa chimenea que hace de pilar en el porche a la entrada de casa, el manitas que se le ocurre hacer una "flor" poniendo cemento en una pared ... y había que ver la flor y había que ver a Lourdes cuando la vio, jajajajjjajaja.
Le encanta comerse unos chuletones de kilo y medio, que él tiene que elegir personalmente, porque ya que lo paga le gusta elegir lo que come.

Tengo más tíos y como no quiero que se molesten, en otra entrada hablaré de ellos.

Buscando y rebuscando encontré dos recetas, que hice, en sí la diferencia va en cómo elaborar el relleno, y aunque ninguno de los dos se identifican con los auténticos, ambos salieron riquísimos.

Ingredientes receta 1ª:

Base:
Masa quebrada, o masa de hojaldre.

Relleno:
250 ml de nata.

4 yemas de huevo
Un poco de maizena, una cucharada
100 gr de azúcar
Canela en rama.
Piel de limón

Preparación:
Infusionamos la nata con el limón y la canela, reservando un poco.
Blanquemos las yemas con el azúcar, añadiendo la maicena y la nata reservada. Mezclamos bien para que no queden grumos.
Cuando rompa a hervir la infusión, retiramos del fuego, colamos y echamos sobre la mezcla del fuego. Sin dejar de remover volvemos al fuego suave. Cuando espese algo rellenamos los pasteles y los llevamos al horno a 350º C, yo en mi horno como mucho a 250ºC.
También podemos dejar que no espese y hornearlos semilíquidos, para que cuajen del todo en el horno.



Los del centro de la imagen son los elaborados con la segunda receta.

Ingredientes receta 2ª:

Base:
Masa de hojaldre o masa quebrada, ambas se pueden comprar en Lidl.

Jarabe

200 gr. de azúcar
100 gr. de agua.
Una rama de canela
Piel de un limón.

Preparación del jarabe:
Se mezcla todo en frío y se pone al fuego. Sin dejar de mover una vez entra en ebullición se retira. Se cuela y reserva en el frigorífico.

Crema de relleno:
500 ml de jarabe frío anterior.
500 ml de leche.
75 gr. de harina.
5 yemas.
1 huevo.

Preparación del relleno:
Se disuelve la harina en un poco de leche fría.
Ponemos a hervir el resto de la leche a la que añadiremos el preparado anterior.
Sin dejar de mover vamos incorporando el jarabe que hemos preparado anteriormente, añadimos los huevos, las yemas (ya batidos), y una vez mezclado todo, retiramos la crema del fuego.

Montaje:
Precalentar el horno al máximo.
Poniendo un vaso pequeño boca abajo (yo he utilizado esos moldes pequeños donde se cuecen los huevos en el microondas), se cubren los moldes con la masa deseada, hojaldre o quebrada, eso si, debe estar muy finita. Una vez tomada la forma, los he puesto dentro de moldes de magdalenas de silicona.
Rellenar los moldes, en tres cuartos, con la crema hecha, meterlos al horno a 350 ºC. Como mi horno no es profesional (pobrecito como me escuche ... jajajajajaja), los horneé a 250ºC, hasta que se doraron, sobre unos 15 minutos.

4 comentarios:

  1. Mmmmmm, esta receta es de las que estoy segura que salen bien, lástima que ahora esté a dieta. Qué bonito cuentas tu historia, evocándola desde los sabores, cuánto puede dar de sí una receta de pastelillos, me encantan tus historias y tus personajes!!!

    ResponderEliminar
  2. Cardamomo, precisamente pensando en ti ... hay que ver de quién recibo elogios ... ¿No tienes la sensación de que a veces la vida te busca esas personas que necesitas encontrar?
    En cuanto den las doce tengo intención de publicar una receta que creo te puede interesar, además de su historia ...

    ResponderEliminar
  3. Ya no se que espero con más ganas si tu próxima receta o tu próximo relato, sigue contando esas maravillosas historias que siempre consiguen sacarme una sonrisa y sigue cocinando esos fantásticos platos, como esta receta, que consiguen abrirme el apetito.
    ¡Espero el próximo capítulo!
    Besitos, Patricia.

    ResponderEliminar
  4. Patri, el próximo relato me lo pensado muchísimo antes de publicarlo y lo he leído y releído para no llevar a malinterpretaciones, porque hablo desde el enfado y bien sabes que ése no es mi estilo, osea que esta vez no sé si conseguiré sacarte una sonrisa. En él pido una opinión, y si lo estimas oportuno ... me gustaría contar con la tuya, que ya sabes el valor que ella tiene para mi.

    Xtos guapísima.

    Pd: En las "próximas entregas" espero seguir arrancando esa maravillosa sonrisa.

    ResponderEliminar

Muchísimas gracias por dejarme tu comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...