Hoy empezaremos agradeciendo a Miriam García, y a su blog "El invitado de invierno", esta exquisita receta internacional. La receta se puede (y además, se debe) adaptar al gusto particular de cada uno. Su larga elaboración (que no laboriosa), merece verdaderamente la pena.
En esta ocasión, pudimos degustarla, un día caluroso, alrededor de una exquisita mesa (repleta de múltiples y deliciosas viandas), y con una compañía inigualable. Desde aquí, os lanzo un cariñoso guiño a todos los presentes, en aquella mesa ;)
En esta ocasión, pudimos degustarla, un día caluroso, alrededor de una exquisita mesa (repleta de múltiples y deliciosas viandas), y con una compañía inigualable. Desde aquí, os lanzo un cariñoso guiño a todos los presentes, en aquella mesa ;)
Pensar en cerezas, es pensar en casa...rojas, negras, blancas, todas jugosas y exquisitas a cualquier hora del día.
Replegar las pestañas tras haber trasnochado en casa de los papis, jamás ha supuesto un problema. Cuando lo primero que haces nada más despertar es sentarte bajo el cerezo y dedicarle los buenos días, ésta es la mejor y mayor recompensa que la naturaleza te puede ofrecer. No todos los días me puedo permitir semejante espectáculo pero cuando lo hago los sentidos se desinhiben por completo. El esplendor y la magnitud de sus manojos, extasían las pupilas de quienes los observan. Solo las trabajadoras hormigas se percatan de la temprana visita, se paran, me miran y casi concediéndome permiso, puedo seguir disfrutando de incomparable ceremonia, sin pagar.
Ese escalofrío que sube por la columna de la espalda, eriza cada vello de mi piel. El silencio de la mañana, repleto de paz, y esos primeros rayos de sol emergiendo por la Sierra de Gredos, son los únicos que arrían nuevamente las pestañas de mis ojos, para poder sentir y sin querer olvidar, lo que en ese mismo instante...me acaban de regalar; un maravilloso despertar.
Así que, pensar en helado, yogur y cerezas, complementa con hegemonía, cualquier postre casero, ya sea en verano o en invierno. Porque pensar en casa es igual de placentero sea cual sea la estación que nos acompañe.
Ingredientes:
2 litros de yogur (yo usé tipo griego). Una vez desuerado, queda en 700 grs aproximadamente.
150 grs de azúcar.
250 grs de picotas limpias.
Elaboración:
Desuerar el yogur. Colocar el yogur en un colador grande, y dejar que vaya soltando el suero. Yo lo tuve 24 horas, tapado con un paño limpio, dentro del frigorífico.
En el mismo momento que puse el yogur en frigorífico, metí la cubeta de la heladera en el congelador.
Al día siguiente, añadí el azúcar al yogur, sin suero, y una vez disuelta le incorporé las picotas troceadas.
La mezcla la coloqué dentro de la cubeta de la heladera, y a esperar que se haga el helado.
Nota: Incorporar la mezcla del yogur poco a poco en la heladera, cuando ésta está funcionando. Si la pusiéramos directamente, toda a la vez, en la cubeta helada, la mezcla se quedaría pegada a las paredes y le costaría empezar a trabajar. Echando la mezcla poco a poco, cuando las varillas ya están en funcionamiento, ayudará a que no se adhiera a las paredes, con tanta rapidez.
Nota 1: No llenar mucho la heladera, porque según se va enfriando la mezcla, va aumentando de volumen y se saldrá...aunque siempre hay alguna cucharilla cerca, con ganas de probar ;)
Nota 2: Aunque parezca no tener importancia, la diferencia de guardar el helado en un congelador no frost a otro convencional, es sustancialmente notoria. El congelador no- frost, lo conserva muchísimo mejor.
Es bien sabido que Eva Amaral lleva tatuado sobre su espalda un bellísimo y grandioso dragón (muy significativo para ella).
Hoy dedico esa simbología, de fortaleza, superación y ánimo, a mi Susi...
Mi niña, juntas saldremos de ésto. Espero mi pañuelo para llevarlo contigo. Muuuuuuuuuuuacs!!!
Sabes que te queremos y quiero, nunca ni jamás me cansaré de decírtelo.
Es bien sabido que Eva Amaral lleva tatuado sobre su espalda un bellísimo y grandioso dragón (muy significativo para ella).
Hoy dedico esa simbología, de fortaleza, superación y ánimo, a mi Susi...
Mi niña, juntas saldremos de ésto. Espero mi pañuelo para llevarlo contigo. Muuuuuuuuuuuacs!!!
Sabes que te queremos y quiero, nunca ni jamás me cansaré de decírtelo.