viernes, 12 de junio de 2015

Helado de yogur y picotas, nuestro invitado de invierno y verano


Hoy empezaremos agradeciendo a Miriam García, y a su blog "El invitado de invierno", esta exquisita receta internacional. La receta se puede (y además, se debe) adaptar al gusto particular de cada uno. Su larga elaboración (que no laboriosa), merece verdaderamente la pena.

En esta ocasión, pudimos degustarla, un día caluroso, alrededor de una exquisita mesa (repleta de múltiples y deliciosas viandas), y con una compañía inigualable. Desde aquí, os lanzo un cariñoso guiño a todos los presentes, en aquella mesa ;)

Pensar en cerezas, es pensar en casa...rojas, negras, blancas, todas jugosas y exquisitas a cualquier hora del día. 
Replegar las pestañas tras haber trasnochado en casa de los papis, jamás ha supuesto un problema. Cuando lo primero que haces nada más despertar es sentarte bajo el cerezo y dedicarle los buenos días, ésta es la mejor y mayor recompensa que la naturaleza te puede ofrecer. No todos los días me puedo permitir semejante espectáculo pero cuando lo hago los sentidos se desinhiben por completo. El esplendor y la magnitud de sus manojos, extasían las pupilas de quienes los observan. Solo las trabajadoras hormigas se percatan de la temprana visita, se paran, me miran y casi concediéndome permiso, puedo seguir disfrutando de incomparable ceremonia, sin pagar.
Ese escalofrío que sube por la columna de la espalda, eriza cada vello de mi piel. El silencio de la mañana, repleto de paz, y esos primeros rayos de sol emergiendo por la Sierra de Gredos, son los únicos que arrían nuevamente las pestañas de mis ojos, para poder sentir y sin querer olvidar, lo que en ese mismo instante...me acaban de regalar; un maravilloso despertar.

Así que, pensar en helado, yogur y cerezas, complementa con hegemonía, cualquier postre casero, ya sea en verano o en invierno. Porque pensar en casa es igual de placentero sea cual sea la estación que nos acompañe.

Ingredientes:
2 litros de yogur (yo usé tipo griego). Una vez desuerado, queda en 700 grs aproximadamente.
150 grs de azúcar.
250 grs de picotas limpias.


Elaboración:
Desuerar el yogur. Colocar el yogur en un colador grande, y dejar que vaya soltando el suero. Yo lo tuve 24 horas, tapado con un paño limpio, dentro del frigorífico. 
En el mismo momento que puse el yogur en frigorífico, metí la cubeta de la heladera en el congelador.
Al día siguiente, añadí el azúcar al yogur, sin suero, y una vez disuelta le incorporé las picotas troceadas.
La mezcla la coloqué dentro de la cubeta de la heladera, y a esperar que se haga el helado.

Nota: Incorporar la mezcla del yogur poco a poco en la heladera, cuando ésta está funcionando. Si la pusiéramos directamente, toda a la vez, en la cubeta helada, la mezcla se quedaría pegada a las paredes y le costaría empezar a trabajar. Echando la mezcla poco a poco, cuando las varillas ya están en funcionamiento, ayudará a que no se adhiera a las paredes, con tanta rapidez.
Nota 1: No llenar mucho la heladera, porque según se va enfriando la mezcla, va aumentando de volumen y se saldrá...aunque siempre hay alguna cucharilla cerca, con ganas de probar ;)
Nota 2: Aunque parezca no tener importancia, la diferencia de guardar el helado en un congelador no frost a otro convencional, es sustancialmente notoria. El congelador no- frost, lo conserva muchísimo mejor.




Es bien sabido que Eva Amaral lleva tatuado sobre su espalda un bellísimo y grandioso dragón (muy significativo para ella).
Hoy dedico esa simbología, de fortaleza, superación y ánimo, a mi Susi...

Mi niña, juntas saldremos de ésto. Espero mi pañuelo para llevarlo contigo. Muuuuuuuuuuuacs!!!

Sabes que te queremos y quiero, nunca ni jamás me cansaré de decírtelo.

sábado, 2 de mayo de 2015

Tiramisú exprés con chips de chocolate Valor Crocant + Mister Corn






A menudo, en las reuniones de amigas surgen, de la profundidad, aquellas sencillas recetas que a pesar de gustarnos no hemos seguido elaborándolas. Una de tantas, fue este famoso tiramisú exprés, de Canelona; aunque si he de anotar la fuente fiel de transmisión, fue Anita, alias Atina en un gran mundo de foros (muacs mi niña). 
Como siempre, ante cualquier receta, cada cual aporta su toque personal. Anita le incorpora cookies de chocolate (pero en mi casa, no llegaron a tiempo de la elaboración -los duendes que en ésta habitan, dieron buena cuenta de ellas...previamente-). Y yo por seguir rememorando mi inédita infancia, le incorporé chocolate Valor Crocant + Mister Corn. No soy amiga de marcas, pero he de decir que algunas signan sustancialmente la diferencia; como es, en este caso. 
La jugosidad del bizcocho soletilla mojado en café fuerte, su toque de Amaretto (te envío un cómplice guiño, Patri), la suavidad de la crema de quesos, añadidos a los toques crujientes del chocolate y los "quicos", son para estremecerse en cada cucharada.

Cierto es que en mi infancia no existía este maravilloso dúo, pero el chocolate Valor y los quicos, vaya que sí!. Aquel rescaño de pan con las cuatro porciones de chocolate en una mano, y el manillar de mi bici en la otra, fueron testigos de alguna que otra cicatriz en mis rodillas. Tengo muchas cicatrices, a modo de seña de lo que me gustaba esa merienda.





Últimamente no veo niños con sus bocadillos en las manos, tampoco con sus bicicletas. Recuerdo jugar a la comba (la doble me encantaba), a la goma (al elástico), al castro (guiso, en Málaga), a las canicas, pincho, tabas, escondite, al bote, al pollito inglés, a la peonza (que de nuevo he vuelto a aprender a bailarla, con mi Compinche), al frontón, a subir por cualquier pared de piedra, árbol o artilugio que hubiesen instalado en el atrio... Y hoy solo veo móviles en manos, con pulgarcitos muy desarrollados de tanto teclear y bollerías en la boca.

En uno de los últimos viajes a casa, la señora Amelia me preguntó...
- Ayshhhh estoy segura que ya no recuerdas a mi nieto Marcos.
-¡Anda que no, señora Amelia! Recuerda usted que..
-Siiiii que os sentábais en el poyete con otros niños, las tardes de verano...
-!Vea usted, como sí lo recordaba, señora Amelia!!!

Los otros niños a los que se refería la señora Amelia, eran mis eternos amigos de la infancia, esos que perduran en verano, en invierno y años tras años. En aquel momento, la vista descansó en el referido poyete, aunque las personas que lo ocupaban en ese momento, no eran las que la mente recordaba. De pronto una canción casi olvidada, comenzó a abrirse hueco en esta maltrecha memoria. 

¡Es verdad! una cinta de Yuri, con el cassette que me habían regalado en un cumpleaños, habían dado paso, casi sin darme cuenta, de la infancia a la adolescencia. Eso sí, adolescencia que seguía asociada a mis eternos y maravillosos amigos. 

Al cabo de algunos añitos, vuelvo a escuchar esas canciones, me sonrojan por las letras...no las recordaba así...pero ya se sabe, con los años, los intereses cambian y los gustos musicales también. 

Así que ahora ya sí, vamos a recordar la elaboración de la receta del tiramisú, que nos traíamos entre manos...

Ingredientes:
1 paquete de bizcochos de soletilla (utilicé Hacendado)
600 grs de queso fresco de untar tipo Philadelfia (en mi caso, Hacendado)
500 grs de queso Mascarpone (comprado en Mercadona)
240 grs de azúcar.
300 ml de café fuerte nespresso.
60 ml de licor Amaretto.
6 porciones de chocolate Valor Crocant + Mister Corn
2 cucharadas de cacao puro Valor, sin azúcar. (Para espolvorear por encima)

Preparación:
En un bol grande mezclar los dos tipos de queso, junto al azúcar. Poner en una manga pastelera y meter al frigo.
Mezclar café y Amaretto. No añado azúcar al café, con la que le hemos puesto en el queso, será suficiente.
Picar levemente el chocolate Valor Crocant + Mister Corn
En el fondo de la fuente, colocar 1 capa de bizcochos de soletilla.
Con una brocha, se empapan los bizcochos de la mezcla de café y Amaretto.
Con la manga pastelera de queso, se acomoda una buena capa de queso.
Encima se dispone una fina capa de chocolate Valor Crocant + Mister Corn.
Comenzaremos de nuevo con los bizcochos, en este caso, en sentido distinto al de la capa anterior.
Empapar bien de la mezcla de café y Amaretto.
Capa de quesos.
Capita de chocolate...
Terminar con la mezcla de quesos y guardar en el frigo. La última capa de chocolate puro Valor, sin azúcar, me gusta espolvorearlo justo en el momento de servir (para que no se humedezca).

Nota: Aconsejo elaborarlo el día de antes, los sabores estarán compactados y habrán alcanzado su punto álgido.

Nota 1: Generalmente pongo dos capas de bizcochos de soletilla. Lo que implica que intento dividir la mezcla de café y Amaretto en dos. El objetivo es saber, qué cantidad de mezcla de café pongo en cada capa, y así siempre sale igual de rico.

Nota 2: El disponer la mezcla de quesos en la manga pastelera, me ayuda a distribuir la crema por igual, en cada capa y su aspecto es más pulcro.


Como el vídeo ya tiene algunos añitos...(un montón, la verdad), su calidad no es buena. Lo que cuenta es la intención, situaros en aquella canción casi olvidada. 
He conseguido localizarla, no sabía si lo lograría... 
Feliz y maravilloso día ;)


jueves, 2 de abril de 2015

Trenzas/Lacitos


Es maravilloso sentirse mimada, pero sobre todo, cuando se es mimada por las personas que queremos. ¡Soy y me siento afortunada!

Estas trenzas son originarias de la Comarca "Pueblos Blancos de Extremadura". Un alma especial ha pensado en lo mucho que le gustan a mi hija, Los Lacitos (según los renombró, siendo muy pequeña). 
Todavía recuerdo a mi abuela, con el lebrillo encima de la mesa, labrando con sus manos aquella inmensa cantidad de huevos. Era un bello ritual. Aquel movimiento especial de mano transformaba cada dedo en maravillosas varitas mágicas, donde el ritmo y la energía recitaban el hechizo más mágico con todo lo que tocaban. El olor de aquel aroma tan definido y penetrante, atraía las visitas de todo el que pasaba por la calle; razón por la que amasaba tal cantidad de huevos.
Por suerte, mi tía ha heredado la magia de mi abuela, y de esta guisa, podemos seguir disfrutando de los típicos dulces que han acompañado nuestra infancia, así como sus olores y recuerdos. En este momento, no podría calibrar cuál de ellos primaría sobre otros, todos se complementan entre sí.

Tita, gracias por estos lacitos, por haber heredado esa magia, y por añadir más huevos. Es un gesto que me evoca bellos recuerdos, estimulando así nuestras maltrechas neuronas. 

Ingredientes:
8 huevos.
1/2 Kg. de azúcar.
1/4 L. de aceite de oliva.
Piel de 1 naranja y 1 limón.
1 Kg. de harina de panadería (aproximadamente).
1 Cucharada de canela en polvo.
Aceite de girasol para freírlas.

Elaboración:
Se fríe en el aceite de oliva, la piel de la cáscara de naranja y limón. Se deja enfriar.
Se amasan los huevos con el azúcar, hasta que ésta desaparezca.
Se añade el 1/4 litro de aceite de oliva frito y frío. Seguir amasando.
Añadir harina y la cucharada de canela. La cantidad de harina será, la que la masa admita; es decir, hasta que la masa quede compacta, pero blanda (tipo chiclosa, pero sin pegarse a los dedos). 
Dejar reposar la masa durante 2 horas.
Una vez la masa ha descansado su aspecto sigue siendo chicloso (hemos de recordar que no lleva levadura y no debe crecer, ni contener aire), pero al porcionarla para estirarla comprobamos que la masa está "más relajada" y se trabaja mucho mejor hasta volverse lisa y firme.
En un colador dispongo una cantidad pequeña de harina y éste me va a permitir rociar una capa muy, muy fina, encima de la tabla en la que estiraremos la masa (también en pequeñas porciones).
La masa se estira muy fina y se cortan tiras de 2 cm de ancho por 20 cm de largo aproximadamente. 
Se forma el lazo/trenza y se fríe en el aceite, con el resto de las pieles de naranja y limón. 
Una vez fritas se dejan escurrir el aceite sobrante y una vez bien frías se guardan en una caja de lata. 

Nota 1: La cantidad de harina siempre va a ser orientativa. No todas las harinas contienen la misma cantidad de proteína y por lo tanto admitirán más o menos líquidos. Generalmente, del total de la cantidad de harina que voy a utilizar, dejo unos 30 gramos de reserva, para una vez haya reposado la masa saber si sigue necesitando el resto. En ocasiones (aunque contadas) he tenido que incorporar toda la harina antes del reposo y al cabo de dos horas, agregarle alguna cucharada más. Pero no va a ser más que eso, treinta gramos arriba/abajo.
Nota 2:Según mi abuela y mi tía, las pieles de naranja y limón en el aceite de oliva, además de dar sabor a la masa, evitan que el aceite se queme.
Nota 3: Mi abuela y mi tía, ponen un plato grande del revés en el fondo del lebrillo. Según van friendo los lacitos (las trenzas), los van colocando en el reverso del plato, y el aceite va escurriendo al fondo, del lebrillo de barro cocido. 
Nota 4: En casa de mi abuela y tía, siempre se guardan en el lebrillo, tapado con un paño de cocina impoluto. Claro está que no le da a tiempo a que se ensucie porque no duran tanto como para que esto pueda ocurrir ;). 





Dedicado a toda persona que sufra violencia, ya sea hombre, mujer...o pertenezca a ese grupo de los olvidados (niños, ancianos...).

viernes, 2 de mayo de 2014

Tarta Ricotta y manzana al caramelo


¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase?
"La confianza da asco" o "Donde hay confianza, da asco".

Hace algún tiempo escuché esta frase en boca de una chica joven, delante de una gran multitud de personas que le prestaban total y completa atención. No era la primera vez que escuchaba la frase; y aunque jamás llegué a analizarla, sin saber por qué, en este momento cada palabra se tornaba completamente distinta a lo que sentía y pensaba.

Así, empecé a cuestionarme qué era la confianza, qué significaba y cuáles eran sus raíces. 
¿Qué es la confianza?
*Según Diccionario de la Real Academia Española: confianza. ‘Esperanza firme’. 
*Según etimologías de Chile, confianza es una palabra formada con raíces latinas, con- ( junto, globalmente), fides- (fe, lealtad), más el sufijo -anza (acción).

Cuál ha sido mi sorpresa al descubrir que a la globalidad de acciones que se ejecutan con fe, con lealtad...es y son las que originan la respuesta del asco. ¡Pues vaya decepción!

Siempre he pensado que cuando se otorga confianza a otra persona, se realiza con la "firme esperanza" de recibir lo mismo a cambio (todos contamos con ese gen egoísta que en algunos casos podría evolucionar, a ser altruista). Pero ya veo que no todos tenemos en mente dar lo mismo que recibimos.

Claro... si ya tengo cubiertos mis niveles de lealtad y amistad de manera integral, ¿para qué me voy a preocupar por lo que el otro pueda necesitar?, si ya lo tengo confiando plenamente en mí...
Ahhhh!!!! de modo que es ahí dónde nace el asco... pues de nuevo ¡Vaya decepción!

Resulta que para vivir en sociedad debemos tratarnos con respeto y en igualdad (eso creía yo), y cuanto menos trato se tiene con una persona, más educación y respeto se le muestra..."¡usted...?", "don fulanito", "disculpe, por favor", "si es tan amable de...", "¿sería posible...?" (Siempre acompañado de una completa sonrisa en ojos y boca)...

Si la brecha que separa a las frases anteriores de las del asco, se llama confianza... desde ahora mismo la retiro, a todos aquellos que no entiendan dicho concepto. Me niego a recibir asco a cambio del conjunto de acciones que realizo con fe, lealtad y esperanza firme. 

No sé cómo lo veréis, pero así lo veo y lo siento yo.



Ingredientes:

Base:
1 paquete de galletas.
100 grs de mantequilla.

Relleno:
1 manzana en láminas.
250 grs. de ricotta.
250 grs. de mascarpone.
2 huevos.
150 ml. nata.
120 grs. de azúcar.
1 cda de vainilla.

Praliné:
100 grs de almendras con piel.
50 grs. de mantequilla.
2 cucharadas de azúcar.

Preparación:
Base: picar las galletas con la mantequilla. Hacer una masa y ponerla de base en la tartera.
Relleno: Cortar la manzana en láminas y ponerlas encima de la base de galletas.
Mezclar el resto de los ingredientes y añadir encima de las láminas de manzana.
Hornear a 180ºC, aproximadamente 1 hora.
Pralíné: Picar las almendras, ponerlas en una sartén con la mantequilla y el azúcar. Elaborar un praliné y disponerlo encima de la tarta ya horneada.
Dejar enfriar.

Fuente: Canal Cocina.

Para todo aquel que hoy tenga algo que celebrar, tenga un kit-kat en su vida y necesite de ese sueño... No dejes de soñar.


Para todos y cada uno de mis Kit-Kats.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Cochinillo asado






Si hay un plato típico de estas fiestas, sin lugar a dudas el cochinillo es uno de los manjares que desde hace siglos, forma parte en nuestras mesas. Desde las más singulares viñetas, hasta los más codiciados soberanos, contenían en sus lujosas mesas, un cochinillo con una típica manzana verde. Creo que algún día buscaré el motivo del porqué de esa manzana, hoy me limitaré a presentaros una exquisita receta, sencilla, muy sencilla y llena de sabor. Los ingredientes son mínimos y muy fácil de localizar. La sencillez de la elaboración invita a prepararlo con cierta asiduidad, si no fuera porque el precio en muchas ocasiones, es escandaloso, poco propio para las fechas que corremos.
Deciros que es una de las excelentes recetas que Miguel y Rosa me proporcionaron, sacada de una revista. Creo recordar que como antesala a la propia receta, le acompañaba el título de Cochinillo de Segovia... pero como no lo recuerdo con exactitud, no he querido llevar a confusión.
Os encontraréis con un exquisito y jugoso cochinillo de piel crujiente. Hay que darse cuenta de que se ha hecho en su propio jugo, a una temperatura media-baja, y que en ningún momento la piel toca ningún líquido. 
Con un cochinillo de estas dimensiones, generalmente comemos 6 personas...claro está, acompañándolo de aquellas guarniciones que más os agraden; patatas a lo pobre, una salsa de manzana y cebolla, o bien una salsa de mostaza y miel.
En este caso lo acompañé de una ensalada de pimientos rojos asados y otra de distintos tipos de lechuga. 
Aconsejo leer las notas antes de empezar a realizar la receta, quizás os pueda servir de ayuda.

Ingredientes:
1 cochinillo de 4 a 4 1/2 K. (aproximadamente de 21-23 días).
Agua.
Orégano, tomillo o romero.
Sal gorda.
Manteca de cerdo.
Una fuente de barro grande (yo no la utilizo)
6 tablillas de madera de 2 cm de ancho, con el largo de la fuente de barro (tampoco las utilizo)

Preparación:
*Se limpian las tablillas con agua y se dejan secar completamente. Hay que asegurarse de que no tienen ninguna astilla. Una vez secas, se hace una rejilla (poniendo tres tablillas separadas, unas de otras, y de acuerdo con la medida de la fuente se ponen las otras tres). Se unen los puntos de encuentro de las tablillas con un alambre fino.

Se enciende el horno, se calienta a 150ºC y se coloca la rejilla en la posición media. Se llena la fuente de barro con 3cm de agua (echar en ésta, las hierbas aromáticas, una o todas -según os guste-) y se coloca encima la rejilla de madera. Como generalmente el cochinillo entero abierto no cabe en un horno domestico, se manda al carnicero que lo parta por la mitad, a lo largo, sin dale ningún otro corte.

A continuación, se coloca medio cochinillo**, con las costillas hacia arriba, sobre la rejilla. Se sazona con sal gorda y se mete al horno durante 1 hora y media. Después, se saca del horno se le da la vuelta, se sazona esta nueva parte y se vuelve a meter en el horno, durante 1 hora, manteniendo siempre la misma temperatura. Transcurrido ese tiempo, se retira de nuevo del horno.

Después, se unta la piel con manteca de cerdo, se envuelve la oreja con papel de aluminio (para que no se queme) y se mete otra vez en el horno. Se sube la temperatura a 200º C y se mantiene durante media hora más. A partir de ese momento, la piel del cochinillo comenzará a churruscarse.

Finalmente, se saca, se cubre con papel de aluminio y se hace la otra mitad.

*Nota: No utilizo la fuente de barro, ni tampoco las tablillas de madera. Por fuente utilizo la placa del horno, y por rejilla, la rejilla del horno. Pongo siempre la rejilla a la altura media del horno, y la placa, en la medida inferior siguiente.

**Nota: Al no utilizar la fuente de barro, puedo meter las dos mitades del cochinillo, y hacerlas a la vez. Solo necesito ponerlos a la inversa, para que entren bien, ambas mitades.

Nota: Para recalentar el cochinillo, si se hace con algún tiempo de antelación, se precalienta el horno a 200º C durante 15 minutos. Se apaga, y se mete el cochinillo cubierto con papel de aluminio durante 10 minutos. 

Como todos los años, en estas fechas me gusta poner una canción, algo que ilumine los rostros, algo que suba los ánimos y algo que mueva nuestros piececillos, voy a ver si esta vez, consigo hacerlo.

Deseo que os guste... y Felices y Maravillosas Fiestas.

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